Una pulsera que lleva en cada hilo la herencia de mujeres que no temen brillar.
Tejida en tonos negro, amarillo, azul y rojo, esta pieza honra la fuerza de la ñapanga: mujer empoderada, libre y profundamente arraigada a su tierra.
Cada color vibra con sentido: el negro representa carácter; el amarillo, azul y rojo, los colores de nuestra tierra, reflejan calidez, alegría y memoria.
Tejida a mano en cristales Miyuki.
Cierre ajustable y resistente.
Combinación de colores poderosa y con historia.
Un gesto de resistencia, tradición y orgullo.
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